jueves, 15 de octubre de 2009

amores que matan un corazon


En la vida hay muchos tipos de amores, y no es verdad que sólo se ama una vez. Muchas veces pensamos que estamos enamoradas, y pasa cada vez que alguien nos interesa, creemos que será nuestro amor para toda la vida; pero cuando nos traiciona sentimos que no era la persona que soñábamos.
Hay amores tan destructivos que hacen que dejes todo a un lado para ir detrás de ellos y cuando te das cuenta ya es muy tarde, te encuentras en un país lejano, sin parientes, y lo peor de todo, sin dinero y llorando por aquel amor que pensaste que era el que esperabas.
Ese amor que sentimos que nos marcará para toda la vida, llega precisamente cuando todos te han dejado, cuando tu vida está destrozada… justo en ese momento te lo encuentras frente a ti y piensas que es tu salvación, tu hombre ideal, y es allí cuando nos volvemos ciegas.
Es tanto lo que sufrimos que nos apegamos a ese amor hasta el punto en el que la distancia lo sientes como tuyo, porque para el amor no hay distancias, sólo se ama sin mas.
Nos sentimos enamoradas, mandamos emails, mensajes, chateamos, pasa el tiempo y justo cuando sientes que tocas el cielo con tus manos, te dice “¿Por qué no viajas a verme?” y nosotras que ya no queremos nada más en la vida que vernos rodeadas en sus brazos hacemos lo imposible por llegar a ese otro país donde se encuentra el dichoso amor que un día conocimos por Internet
. Al principio todo muy bello, romántico… pero para que se abra la caja de Pandora hace falta muy poco tiempo porque no podemos fingir quien no somos por mucho tiempo.
Tu príncipe, el principe azul… no era tan príncipe, tu amor de Internet ya tenía otro amor real; el sueño de tener una vida juntos no se puede realizar porque el ya tiene una vida con otra persona.
Duele, ¿verdad?Te ves en un país que no es tuyo, te das cuenta que ese amor no es lo que soñaste, que no puedes hacer nada, sólo pensar en regresar a tu país, a tu vida de siempre pero con el corazón destrozado, hecho pedazos.
Es en ese momento cuando has de ser valiente para volver a tu hogar y enfrentar lo que sientes será una humillación.Con el tiempo esas penas que tienes pasarán, ese corazón el tiempo lo volverá a reconstruir, y con la ayuda de Dios y de tus amigos vas a salir adelante. No esperes como una amiga nuestra que en estos momentos vive un calvario en un país que no es el suyo, es una historia que les comentaré próximamente en otro artículo.
Tengan cuidado con esos amores que matan, porque te pueden matar de verdad


¿QUE ES AMOR?


"Amor es cuando una muchacha se pone perfume y un muchacho se ponecolonia, salen juntos y se huelen mutuamente." "El amor es cuando sales con alguien a comer y le das la mayoría de tuspapitas a la francesa sin hacer que esa otra persona te dé de las suyas." "Amor es cuando alguien te hace daño, te enojas mucho, pero no le gritasporque sabes que eso herirá sus sentimientos." "Una vez mi hermana mayor enfermó, se le llenó todo su cuerpo deronchitas, y su novio venía todos los días a verla y no le daba miedoenfermarse, él la acariciaba en las noches en su cama hasta que se dormíay luego se iba, eso es amor."
"Amor es lo que te hace sonreír cuando estás cansado." "Amor es cuando mi mamá hace café para mi papá y ella prueba un poquitoprimero antes de dárselo, para estar segura de que sabe bien." "Amor es cuando besas todo el tiempo, luego te cansas de besar, pero aúnquieres estar junto a esa persona y entonces se hablan más."


Hay amores que matan
Ciertas veces el amor está relacionado con el sufrimiento. Amar significa sufrir y es así como muchos viven enredados en historias que en lugar de darles plenitud los hacen sentir seres desdichados en pelea constante por obtener eso que no pueden lograr: bienestar emocional con su pareja.
¿Pero hasta donde es válida esa lucha? ¿Por qué tantas personas viven “atrapadas” en relaciones problemáticas? La terapeuta norteamericana Robin Norwood, en su libro Mujeres que aman demasiado expone que “a pesar de todo el dolor y la insatisfacción que acarrea, amar demasiado es una experiencia común para muchas mujeres que casi creemos que es así como deben ser las relaciones de pareja". Para la counselor y licenciada en psicóloga Mariana Gancedo, el amor se asocia a veces con el sufrimiento por dos razones: una tiene que ver con los estereotipos y la otra, más profunda, con la apertura a la sensibilidad y los afectos. “La primera está representada desde los mitos hasta las novelas de la tarde (pasando por milenios de literatura) sobre historias de amor romántico. En ellas, uno o los dos amantes sufren por los obstáculos que se interponen en su camino: abandono, amor no correspondido o incomprensión por parte de la sociedad, entre otras cosas. La segunda razón tiene que ver con el hecho de que quien se arriesga a amar, también se arriesga a sufrir. Hay en el amor una disposición a poner la propia vulnerabilidad en manos de la persona amada porque justamente en esta unión de vulnerabilidades emerge una mayor fortaleza que hace decir, como en la canción, ‘somos mucho más que dos’. Esto implica de por sí un riesgo: mostrar el corazón. Es por algo que, una vez perdido el amor, los miembros de una pareja pueden transformarse en los peores verdugos”, explica. Y si bien estas libres asociaciones son hechas desde el inconsciente hay hechos que determinan por qué algunas personas ´quedan pegadas´ a este tipo de relaciones mientras que otras huyen ante los primeros indicios de que un amor pueda ser destructivo. Los motivos seguramente quedarán atrás en carencias de la infancia que las llevaron a un concepto equivocado del amor como así también a obtener cierta ganancia al colocarse en ese tan conocido papel de víctima. “El juego víctima – victimario se juega de a dos. No jugar este juego significa ser responsable de lo que se hace, de lo que se permite. Pero siempre cada cual hace lo que puede y de la forma en que mejor le sale”, asegura la counselor Luisa Holik. Para ella en estas relaciones no hay mártires sino seres que permiten determinadas situaciones por no poder sentirse merecedoras de ser queridas y por no aceptar que también tienen responsabilidad en lo que les sucede ya sea por soledad, por sentirse inferiores, por estar acostumbradas a someterse a relaciones de agresión y violencia o porque estar en ese lugar les permite conseguir lo que desean. “La lucha por el poder, el empecinamiento en tener razón, hace que se sostengan relaciones que lastiman. Esto no se llama amor”, asegura. Y
si hay algo en común que tienen estas “mujeres que aman demasiado” es el soñar con aquello que podría llegar a ser. De esta forma, quedan atadas a lo que no funciona mientras rechazan a personas “simples” por el hecho de parecerles básicas, aburridas y sin gracia. En cambio se sienten atraídas por quienes le demuestran distancia y desde ya, les marcan un desafío interno: “yo te voy a enamorar”. Estos casos en forma reiterada son, de algún modo, enfermizos. La persona tiene la paradójica dualidad de una gran omnipotencia y una muy baja autoestima. La salud del amor “Un amor sano y correspondido, por definición, produce bienestar y plenitud, lo contrario a angustia o amargura. Las renuncias por amor tienen la medida del “vale la pena”. O sea, la pena que se asume por amor es menor al placer que se siente por hacer feliz al otro”, afirma la licenciada Gancedo y agrega que en un amor pleno estos ´sacrificios´ son realizados en igual medida por ambos miembros de la pareja de acuerdo a los momentos y circunstancias. “La señal de alarma se prenderá cuando ya “no valga la pena”, porque se rebasó esta medida por abuso, porque siempre es unilateral o porque el dolor es mucho mayor que el bienestar. Algo se instaló en la pareja que es preciso revisar”, reflexiona. Relaciones Sadomasoquistas Cuando una pareja cae en este tipo de vínculos, los psicólogos hablan de una patología. Para Gancedo no es extraño que personalidades psicopáticas se unan a personalidades dependientes y de esta forma se creen vínculos en donde uno victimiza y el otro sufre. La psicóloga afirma que “de alguna manera estas parejas son “el uno para el otro”, pero estamos en el campo de la enfermedad y, como decía Freud, la salud se puede definir con dos verbos: amar y trabajar. Por lo cual, si es patológico no es amor”. Sin dudas que es posible amar sin sufrir, pero está en cada uno tomar conciencia de qué creencias son las que lo llevan a defender ese amor a cualquier precio. Y aunque quizás sea doloroso aceptarlo, si una relación requiere denodados esfuerzos para mantenerla activa, posiblemente no sea ese el camino correcto para encontrar la ansiada felicidad. Correrse de ese lugar o redoblar la apuesta una y mil veces, de usted depende.